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Com o mar por meio

Recuerdo que en Bahía de todos los Santos, en Brasil, vivimos unos días en el barrio de Rio Vermelho, era el bairro del escritor Jorge Amado y de Zélia Gattai, su mujer, también escritora. Allí en la playa se erigía el lugar sagrado de Yemanja, el dios del mar que la población rendía homenaje. Amado estaba enraizado en Bahía, en Pelourinho, recordemos las imágenes de «Doña Flor y sus dos maridos». Las historias contadas por Amado quedaron en algún lugar de la memoria, fueron gratos días de Río Vermelho. A orillas del Tajo, en Lisboa, Portugal, está la Casa dos Bicos que alberga a la Fundación de José Saramago, pues, la casa de Saramago está en la isla de Lanzarote, en Canarias, allí vivía con su mujer Pilar del Río, periodista y escritora. En ambos lados del Océano el paisaje que reina es el agua. En la librería de la Fundación Saramago encontré el libro de estos dos escritores, «Com o mar de por meio. Una amizade en cartas». Esta correspondencia epistolar, muchas de ellas por fax y manuscritas, -el escribir está en estos tiempos en desuso. También está salpimentada con fragmentos de los «Cadernos» de Saramago. Recuerdo que con la poeta Ana Varela intercambiábamos cartas y postales, lo recordábamos con cierto halo de nostalgia, por esa forma de comunicarnos a través de las misivas que tienen un sello personal más que un mensaje de correo electrónico de estos tiempos o el watsap. Estos dos escritores lo hacían y uno puede gozar de esa correspondencia, por ejemplo, el poco cariño de Saramago a Lobo Antúnez, otro escritor portugués. Se cuenta los apuros de Amado por escribir una novela que tenía diez páginas avanzadas y que los viajes interrumpían el proceso de creación. Los libros que se enviaban, las apostillas acerca del Premio Nobel que se hacía lejos que, finalmente, ganó Saramago y que Amado no pudo asistir, a pesar de la promesa de ambos, porque estaba muy enfermo. Con este manojo de misivas entendemos mejor a estos escritores. De las sentencias sobre la escritura comprometida, decía Saramago: «A nefanda ideia moderna de que o escritor só tem de estar comprometido com a sua obra». Hay una referencia de Saramago a la Amazonía en su estância en Rio Vermelho: «Rodeia- a uma pequena selva domesticada, minúscula se a compararmos com a Amazónia, mas imensa para os nossos europeus e surpreendidos olhos». Es un viaje transatlántico sin movernos de casa.

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