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Mapas y escritura

Hace poco leía la importancia de los mapas que están insertos en los libros, dibujan una realidad paralela y fortalece la ficción que se ha escrito. El profesor Pedro García Martín autor del sesudo libro “Leyendas de los mapas: una lectura geopoética de la cartografía”, propone que cuando leamos un libro tratemos de llevarlo al mapa, veremos mucha correspondencia entre la cartografía y la escritura, de hecho que la hay, son porfiados amantes. El libro de Roger Chartier “Cartografías imaginarias (siglos XVI- XVIII)”, apuntan ha este maridaje de mapas e historias. Cuenta Chartier que en la primera edición de El Quijote se adicionaron mapas que algunos de los lugares no correspondían con la realidad, en verdad, no se quería trazar la realidad sino algo parecida a ella como son las historias escritas ya sean en relatos, cuentos, novelas, ensayos. Este profesor francés hace un repaso de esa alianza entre los mapas y las historias, por ejemplo, cita a la célebre Utopía, a Robinson Crusoe, a Petrarca entre otros. El libro de Chartier, en verdad, abre muchas posibilidades de interpretación. Recuerdo que la primera edición española de “La Casa Verde” contaba en el frontispicio de la novela mapas sobre la floresta por expreso deseo del autor, lo apostilló un crítico literario; el autor quería refozar lo que contaba. Ese mismo ejercicio de pergeñar mapas lo podríamos hacer con la célebre “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez, seguro que muchos lectores y lectoras lo han hecho. Para hablar de novelas cercanas a los barrizales, como la ya citada de Vargas Llosa, tenemos a “La jangada” en Julio Verne, que en la edición francesa se ha añadido un mapa de la Amazonía, recordemos que Verne era un fanático de los mapas, el despacho donde él trabajaba estaba lleno de mapas y trebejos de cartografía. En la novela “La vorágine” de José Eustaquio Rivera, que cumple cien años este 2024, podríamos trazar rutas y sin pestañear podríamos repujar una cartografía de este lugar de la ficción. Los mapas y la escritura se dan la mano a favor de la lectura. Otro sí. La fotografía también ayuda a delinear esos mapas de la ficción. Leía la apostilla que José Eustasio Rivera incluyó en la primera edición de «La vorágine» tres fotografías, en una de ellas las lectoras pensaron que era él y tuvo que retirarlas para las futuras ediciones.

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