Entrevista Jesús Goyzueta- Torres: «La lectura muchas veces se caracteriza por ser un acto solitario, pero cuando encuentras a personas que comparten esa complicidad, inevitablemente es un viaje con rumbos desconocidos»
El hijo menor de Cristóbal Colón, Hernando, fue un bibliófilo consumado que tenía en su biblioteca alrededor de 15, 000 ejemplares y de todos los temas. En la colección se encontraban libros en otras lenguas, grabados, guías de viaje, recetarios de cocinas, pliegos de cordel y papeles sueltos; además, acondicionó a la biblioteca para tal fin. Su sueño era reunir una biblioteca ecuménica, nos dice Pedro García Martín en el sugerente libro «Leyenda de los mapas. Una lectura geopoética de la cartografía». Bajo estas briznas de Hernando Colón les presentamos un resumen de la entrevista a Jesús Goyzueta- Torres:
En un contexto como el de la Amazonía de gran debilidad acceder a los libros ¿Los clubs de libros sería una buena entrada a ellos?, ¿Qué otras iniciativas sobre el acceso a los libros pudieras sugerir?
Considero que los clubs de libros serían una gran iniciativa para acercar a la Amazonía al mundo de las letras. Siento que desconocemos mucho sobre el mundo de la literatura amazónica, nuestro estigma y estereotipos no nos deja ver las bondades de su belleza y como cada día crece más. La lectura muchas veces se caracteriza por ser un acto solitario, pero cuando encuentras a personas que comparten esa complicidad por ella, inevitablemente es un viaje con rumbos desconocidos pero que definitivamente siempre desembarcará en un buen puerto.
¿Has integrado algún club de libros y cuál ha sido tu experiencia?, ¿Sería posible implementar en Iquitos y alrededores?
Por extraordinarias coincidencias de la vida, actualmente presido un club de literatura. Tiene como nombre “Generación del veintidós”, pues la iniciativa nace en las aulas de Lengua y Literatura de la UNAP, a cargo de una generación de jóvenes, llenos de sueños y metas por cumplir, que empezamos este capítulo en nuestras vidas en el año 2022. Los objetivos desde un primer momento fueron fomentar el hábito lector en un espacio seguro para nosotros, pues es muy importante reconocer que no tenemos marcada una cultura de lectura, o en algunos casos, deseamos mejorar la que ya tenemos.
En algunas partes los clubs de libros se entremezclan con la gastronomía o los viajes ¿Qué ingredientes se tendría en cuenta para un club de libros en la Amazonía?, ¿los audiolibros pueden ser un aliado?
El ingrediente principal es sin duda alguna la predisposición, tienes que estar realmente seguro de porque formas parte de un club, definir tus objetivos personales. Otro ingrediente es la voluntad, pues estamos acostumbrados a realizar con el fin de obtener un bien material, y no nos damos cuenta que los bienes más preciados a veces lo encontramos en el aprendizaje que ganamos y experiencias que adquirimos.
Los audiolibros es una herramienta que está revolucionando a la literatura, pues la hace más accesible. Incluso es un gran recurso para la educación, puesto en una clase si deseas acercar a los jóvenes estudiantes a algún libro, puedes reproducir un pequeño íncipit y dejarlos con las ganas de saber que continúa en la historia e inconsciente dejar atrapado el libro en ellos.
¿Dónde imaginas un club de libros en el palustre y qué autores recomendarías para leer de manera coral?
Creo que un club de libros debe ubicarse para empezar en uno mismo, cualquier persona puede crear uno, con ello, un club puede estar en cualquier lugar, como en los colegios, en los tres niveles de educación, me imagino lo mágico que sería un club de lectura en un asilo o casa de reposo, en casas hogares. También uno dentro de una casa rodante, como la que aparece en el libro «Danny el campeón del mundo» de Roald Dahl, donde los integrantes vayan a cada rincón del país a contagiar a las personas con los libros.
No he experimentado una lectura coral y no estoy seguro que fuera lo mío, pero sí pienso en una lectura compartida, donde cada uno de los presentes le dé un matiz propio a cada línea.