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Nada más verosímil que la verdad

Soy un aficionado a las películas policiales, esa afición adquirida se lo debo a F. Hemos visto una infinidad de series policiales de todas las nacionalidades, somos unos frikis. Unas gustan más que otras. De las últimas, las series polacas son muy buenas, tienen buena base o tradición donde apoyarse. Así que de alguna manera estaba sensibilizado en este tema. El escritor argentino Ricardo Piglia reconocía que era un lector de novelas policiales e inclusive fue el editor de una saga de esas novelas y muchas de sus historias tienen ese aire policial o de novela negra como «El camino de Ida». Con esas premisas me volqué a leer «Colombian psycho» de Santiago Gamboa, gran novela negra. Está lejos de la novela de «American psycho» de Bret Easton Ellis, parten del nombre, pero tienen puntos de vista diferentes. Una historia bien construida que parte de la experiencia de la violencia en ese vecino país suramericano. Un día aparecen unas partes del cuerpo desperdigadas y eso es el pistoletazo de la historia. Para la investigación hay un binomio compuesto por un fiscal Edilson Jutsiñamuy y una ducha periodista que rastrean la huella del crimen o de los crímenes en Bogotá, inclusive, en la novela muere brutalmente asesinado el escritor Santiago Gamboa. El fiscal es de ascendencia uitoto y la periodista es una chica de clase media colombiana y que le da mucho a la bebida, ambos se compenetran bien – la periodista tiene como ayudante a una joven exguerrillera y el fiscal cuenta con la ayuda entre otros del hijo de un juez que fue asesinado; no hay persona que no esté salpicada por la sangre de la violencia. Esa alianza del fiscal y la periodista es muy provechosa porque sí la ley pone un límite, el periodismo puede ir más allá en esa ansiada búsqueda de la verdad; como dice una de las protagonistas: «Nada más verosímil que la verdad». En ese mapa o inventario del crimen están grupos de paramilitares, el narcotráfico, políticos de extrema derecha, sicarios, conversos evangelistas, médium, chamanes funcionales, empresas off shore en paraísos fiscales, es decir, un bestiario del crimen. La narración es envolvente hasta el final. En Perú, un buen punto de partida para una novela negra podría ser los telediarios que casi el ochenta por ciento de sus noticias son de sangre.

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