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Surcando del Amazonas al Tajo (II)

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Para la ruta tras los pasos de Silvino Simões Santos Silva (1886, Cernache do Bonjardim, Portugal – 14 Mayo 1970, Manaos, Brasil) llevaba en el zurrón la novela, “A orillas del mar”, de Abdulrazak Gurnah y, «Poeta en Roma», del vate peruano Jorge Eduardo Eielson, en verdad que fueron buenos compañeros de viaje. La narrativa de Gurnah merecía con razón, el Premio Nobel de Literatura y Eielson necesita de más reconocimiento. Las lecturas nos insuflaron de ideas, de repensar la floresta no de manera complaciente que flaco favor la hacemos. En Azambuja, pegado a la freguesía de Cartaxo, vive Carlos Díaz Scharff, con Carla y sus hijos, quien nos esperaba en la estación de tren. Al día siguiente viajaríamos a Cernache do Bonjardim tras los rastros de Santos, quien trabajó sobre él fue el escritor amazónico Marcio Sousa. Recordemos que Silvino Santos es considerado en Brasil como el cineasta de la Amazonía –el cauchero Arana auspició sus estudios de cine en París. En Perú se tiene de él otra mirada, es el fotógrafo, casi oficial, de la Casa Arana; quienes para contrarrestar la «mala prensa» de la empresa cauchera, a través de la fotografía y el cine trataban de limpiar su desgraciada imagen, y esa labor le correspondía a Silvino Santos, quien a su vez, estaba emparentado, políticamente, con Julio C. Arana. Pero ese episodio en Perú que puede ser un manchón en su vida, no tuvo el mismo peso en Brasil.

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La partenza para Cernache fue un día nublado en el coche de Carlos, es uno de los primeros peruanos y amazónico de poner la pica en Cernache de Bonjardim. Desde Azambuja pasando por bosques, autopistas y carreteras de interior, luego de casi dos horas y pico llegamos al pueblo natal de este importante cineasta luso amazónico. Seguro que Silvino, por la cercanía a Arana, anduvo por Iquitos ¿Cuál habrá sido su impresión?, ¿Habrá tomado alguna fotografía o filmado algo? De alguna u otra manera las imágenes de Silvino forman parte de la memoria visual del caucho, de la cual todavía hay aproximaciones parciales. En el pueblo de Cernache que es una freguesía, equivalente a un distrito a escalas peruanas, preguntábamos por él. Nos dieron datos confusos, en una de las calles hay una placa homenaje a otra persona de Cernache que le recordaban por su paso por la borracha (el caucho o la goma), pero no hay, infelizmente, ningún rastro de Silvino. Pateamos el pueblo de cabo a rabo, y nada. Acudimos a un viejo farmacéutico, a un antiguo convento, a los bomberos, al municipio… y nada de nada. Ni una placa donde diga donde nació él. El olvido fue el mayor pago para Silvino. Es más, le dijimos que era un importante documentalista conocido en Brasil, un lugareño nos miró ceñudamente y nos dijo: «Conocido allá, pero aquí no», que nos dejó de piedra y sin lugar a réplica. Salir de Cernache ligero de equipaje para Silvino, seguro que no fue una decisión fácil y fueron días para llegar a Lisboa ¿Qué pensaría en ese trayecto?, ¿Tuvo alguna saudade por Cernache desde Manaos, a orillas del Amazonas, que hoy le paga con el olvido?

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Después de poner la pica en la tierra natal de Silvino Santos enrumbamos la vuelta a casa. Tuvimos una estancia breve y grata en Lisboa. La idea era llegar hasta las orillas del Tajo para cumplir con este viaje fluvial imaginario que une con el Amazonas, las vistas son impresionantes -da la impresión que un nostálgico fado suena como música de fondo. Como epílogo visitamos la Feria del Libro de Lisboa, un buen colofón para cerrar este peregrinaje entre ríos.

P.D. En Perú, el 2013, se publicó el libro, «Álbum de fotografías», parte de las imágenes son atribuidas a Silvino Santos. Es una publicación de apostillas magras que refuerza la idea que todavía hay mucha tarea sobre la memoria visual.

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