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La literatura de viajes en el palustre

En sus diarios Julio Ramón Ribeyro, «La tentación del fracaso», hacía un reproche general a la literatura peruana que los géneros literarios ofrecidos a los lectores y lectoras son, casi siempre: el cuento y la novela, muy excepcionalmente el ensayo. Y no le faltaba razón, en esa misma línea de la apostilla de Ribeyro estaban los diarios escritos por él, que habría una deriva de este género. Hay escritores o escritoras peruanas, contadas con los dedos de la mano, que hayan escrito diarios –aparte de Ribeyro, Vargas Llosa con «El pez en el agua». En la literatura amazónica escrita, que es muy diferente a la peruana, es un espacio cultural que reclama autonomía propia, seguimos bajo el mismo principio: de sota, caballo y rey. Es decir, que bajo la influencia peruana los géneros literarios más explotados han sido la poesía y la narración –con la novela y el cuento. Muy poco, a los ensayos, a pesar que a principios de siglo fue un género muy recurrido como es el caso de Lequerica o Genaro Herrera para citar a algunos. En cuanto a los diarios,  la utilización ha sido de mínimos, por no decir, que ninguno ¿Habrá ganado el decoro?, ¿Se pueden imaginar los diarios de Manuel Túnjar, conocido por su filuda lengua que no dejaba títere con cabeza? Sería, en verdad, una delicia leerlos si es que los hubiera escrito. Igualmente, un género muy poco transitado por los escribas del palustre ha sido la literatura de viajes, es toda una especialidad y en lugares como la Amazonia debería haber sido un espacio de resistencia, pero no ha sido vista así – recordemos que la literatura de viajes en el palustre ha sido colonizada por calenturientos viajeros extranjeros o de Lima que han dejado un pesado lastre sobre este inmenso mar verde. Me parece que es casi inexistente, a pesar de la gran tradición viajera de los habitantes de estos montes. Es más, quien escribe sobre los viajes es leído con gramos de exotismo, de señalar que el viajero o viajera que alardea visitar lugares allende a estos bosques, que en castellano amazónico, sería un palangana que seguro que los hay. Creo que es un trabajo de mucho oficio y muy serio la literatura de viajes, se visiona el mundo no ha a través de los ojos coloniales, de los de siempre, sino de faunxs de este lado del bosque ¿Se pueden imaginar en palabras de un amazónico o amazónica luego de ver el río Sena que pasa por Paris o el río Ebro por Zaragoza? Sería otra mirada de ver el mundo.

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