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Apuntes de geopoética (II)

Como ya se dijo en la crónica anterior, los textos y los mapas van de la mano. Bajo esta singladura, tenemos que la floresta carga sobre sus hombros la construida imagen idílica del paraíso o porque no, de la tierra sin mal, que contesta o planta cara a la visión del infierno verde. En esta dirección imaginada del Edén se puede observar en la letra de los valses y de las cumbias que obedecen al imaginario de quien escribe esas letras quejumbrosas o de lisonja fácil. Brevemente voy a ocuparme de dos poemarios recientemente publicados, pero desde esta perspectiva de la geopoética –un apunte y dos ejemplos, Miguel de Cervantes recrea el paisaje de La Mancha en su obra de El Quijote y el poeta que mejor pergeñó a la Sierra de Guadarrama fue Antonio Machado, autores y obras en ese ejercicio de geopoética. Señalar que estos poetas elegidos y otros, como el caso de Percy Vílchez, desde sus primeros poemarios han reinterpretado el paisaje y paisanaje hollado por los viajeros, hay una conciencia del peso de la historia que los diferencia de otros. Las lecturas escogidas proponen una lectura contrahegemónica de leer mapas, paisajes y paisanajes. Citaré a «Ukamara. Ojo de serpiente» (UOS) de Carlos Reyes Ramírez y «Estancias de Emilia Tangoa» (EET) de Ana Varela Tafur, están ordenados por la fecha de publicación de los textos. Me ceñiré a dos poemas por razones de espacio y con cargo a un desarrollo mayor: el de UOS con el poema dos de Preguntas para el nuevo siglo y Márgenes de EET. En el poema tres Preguntas para el nuevo siglo se cuestiona:« ¿En qué momento el Atila moderno arrasó los montes del Amazonas, en qué momento nos quedamos sin los frutos de la tierra? ». Son versos que resuenan como un trabucazo en la diana de la modernidad del saqueo, del progreso mal entendido que solo han traído el descepe de los montes. Es una mirada y una voz desde el expolio en tono de Walter Benjamin sobre los frutos de la modernidad. En EET en el poema Márgenes, nos dice: «Mira abajo donde viven los excluidos de la urbe», está dibujando la ciudad y añade: «Donde flotan y flotan balsas. Márgenes.». La cartografía de la ciudad no es la fatua Isla Bonita, nos muestra un paisaje y paisanaje urbano degradado que no queremos ver, recuerda a la imagen de la película de Luis Buñuel «Las Hurdes» donde se muestra a los excluidos. Es una mirada margenada de la urbe del efímero boato y de los largos tiempos de pobreza. Con estos versos brevemente citados los poetas Carlos Reyes Ramírez y Ana Varela Tafur nos señalan una mirada diferente muy alejada de los viajeros de paso o de los edulcorados valses y cumbias que nos inundan cada día. Como advertirán, el paisaje y paisanaje tienen otras lecturas y adquieren otras dimensiones.

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