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Los escritores fantasmas

Uno de los personajes de Paul Auster, en una de sus novelas, comentaba que trabajaba como escritor fantasma o «negro literario», como también se le conoce, amén del peso racista que pudiera tener este último. Después de la muerte de Ernest Hemingway se supo que este dejó algunas novelas inéditas que póstumamente se publicaron y que estas llevaban el sello de estos escritores fantasmas, que escriben como si fuera el escritor titular y dueño de la pluma. Es más, se han hecho películas sobre estos escritores. Cabe preguntarse ¿Qué es un escritor fantasma? Es la persona que trabaja haciendo textos literarios para otros, con el detalle que nunca aparecerá su nombre. Su anonimato está blindado, salvo mejor parecer. En este lado de la península está muy de moda que personas que trabajan en la televisión –narran noticias o conducen programas de reality show– publiquen a la par novelas, casi una por año compitiendo muy de cerca con Lope de Vega, el Fénix de los ingenios, que tenía una producción pasmosa. Había un periodista que publicaba casi tres meses una obra ¿es esto posible, en qué momento lo hacen si los ves en los platós de televisión o de radio durante horas que duran sus programas? Concebir una obra literaria no es fácil, implica mucho tiempo y oficio, dedicación, investigación, corrección que para el escritor Enrique Vila- Matas es el momento clave de la obra. En esa situación o situaciones de estas personas del mundo del espectáculo, está muy claro, que se puede prestar a que contrate a estos escritores fantasmas que le facilitan la vida y el  arduo trabajo de la escritura. Mientras observaba a estos personajes también me preguntaba sí en la floresta norte de Perú hay estos anónimos o invisibles escritores fantasmas, sí, personas que prestan la pluma escribiendo o dando ideas para otros –conocí a uno que pergeñaba tesis universitarias o daba ideas para repujar novelas. En los corrillos literarios del palustre, donde las ponzoñosas lenguas tropicales comentan todas las jugadas, se sabe que tal o cual novela han pasado por estos escribas para redondear la obra –hay muchas manos puliendo el texto. Meten tijera y moldean de acuerdo al perfil de quien escribe. En todas partes se cuecen habas. Vemos que estos seres siempre anónimos y silenciosos pasean por las rúas y en los pocos cafés de la isla sin alardear de la gloria literaria, son invisibles, introvertidos y de tímida sonrisa.

P.D. Una idea para la ínsula. Por estas días que estamos de fastos, solo se lee actividades llenas de ruido en la programación por el aniversario de la città ¿Sería posible homenajear al silencio? Es decir, que la ciudad se detuviera por tres minutos… seguro que tendrán la sensación que están en otra ciudad boom.

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