Dietarios de Woolf
Estos días del estío han traído una muestra indubitable que la emergencia climática hay que tomarnos en serio. No es broma o ideas de comunistas vestidos de verde. En este punto de Europa del sur, hemos tenido dos o tres momentos de calor extremo que repercute grandemente en nuestras actividades diarias –las noches son un tormento, no se puede dormir bien. Una de esas actividades afectadas es la lectura, amén que cada cierto tiempo hay que hacer la debida pausa de hidratación si no el calor te puede consumir y los años que llevamos son testigos de eso. Hay que buscar momentos para las lecturas o muy temprano o en una habitación fresca. Así me puse a leer una selección de diarios de Virginia Woolf «Escenas de una vida: matrimonio, amigos y escritura», la selección fue hecha por Gonzalo Torné. En sus dietarios Woolf comenta sobre los amigos que frecuentaba, dicen que escribió muchos diarios. A través de ellos se puede formar una mejor idea de esta escritora, sus obsesiones, sus alegrías y sus depresiones, hay momentos que la depresión asfixia a quien lo lee. En el rubro de amigos, son pocos los que se salvan de sus comentarios cáusticos relacionados con los textos que se publicaban en ese momento. Lanza unas dentelladas que duelen. Hay algunos con que intimida y con otros la amistad es más literaria. Recordemos que ella pertenecía al grupo de «Bloombury», grupo que marcó una época en las letras inglesas –en coordenadas amazónicas tenemos que después del grupo «Urcututu» no ha habido otro grupo de la relevancia de este. Además, Woolf estaba a cargo de una editorial. Los diarios, como los de Kafka, por citar uno, o los de Julio Ramón Ribeyro por citar otro, es un género literario que no se explotado suficientemente en la floresta, creo que no hay ningún escritor que haya publicado a través de este género ¿Ganará el pudor de verso desnudo literariamente hablando? Es todavía un género poco explorado.