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El farero de Sálvora

Cierta mañana fui a la biblioteca que está cerca de casa a buscar un libro en el estante donde reposan con la letra V, me dirigí prestamente. El calor del estío estaba entrando esos días que te dejaba aturdido. Al llegar al anaquel me di cara a cara con el libro «Sálvora. Diario de un farero» de Julio Vilches. La verdad es que fue un guiño del azar. Me encantan los faros no solo por su estructura que mira al océano sino por todo lo que significa: una buena señal que anuncia la costa en medio del inmenso mar. Así que de inmediato lo separé y lo traje a casa para leer; puedo sacar hasta cinco libros. Estaba muy contento. Detrás de un libro siempre hay un poco trabajo de investigación porque me llevó a buscar donde estaba esa isla; está ubicada en Galicia, en las rías Baixas, específicamente en la ría de Arosa. Está separada de tierra firme de unos tres kilómetros con el Océano Atlántico de por medio. Allí hay un faro y también personas que trabajaban alrededor de esta torre alta. El libro es un testimonio de una de las personas que ha pasado un largo tiempo de su vida laboral allí. El faro funcionaba manualmente, pero en la actualidad todo está informatizado, es decir, las personas pueden ser prescindibles. Mientras leía este jugoso testimonio pensaba que era un matiz de Robinson Crusoe. Vive en una isla por semanas y luego va a tierra firme (por eso el matiz que decía), pero gran parte de su vida gira alrededor del faro. Cuenta desde que llegó. Su vida, sus amores y desamores, sus paseos en barca, amigos que estaban de visita, a mascotas que les cogían cariño, la llegada de sus hijas, su divorcio. Así, en medio de la lectura con olor a mar leo que llegaron a la isla: «una banda de místicos amazónicos del río Napo» ¿Qué? Dije dando un salto, me repuse de la emoción. Era un periplo que unos astrólogos le llamaron «Viaje mágico por Galicia» y desembarcaron en Sálvora. Los místicos amazónicos portaban tambores y flautas, amén de la música de ritmos trepidantes. Me llevó a preguntar ¿Qué hacían unos místicos amazónicos en ese peregrinaje?, ¿Eran chamanes?, ¿Bebieron ayahuasca en esas rías? En las series de televisión cuando un personaje tiene fuerza escénica se pergeña un spin off, el personaje adquiere historia y vida propia. Aquí hubiera que hacer un spin off de esos místicos de la floresta en sus celebraciones de cara al Océano Atlántico. No hay tierra donde un amazónico o amazónica no haya desbrozado un camino; hablando en plata, no hay ni selva ni tierra virgen.

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