Las voces de los rincones
En los momentos de mayor tensión suelo acudir a la lectura, es el refugio ante la pesadumbre de la realidad. Es una manera de no dejar o de no renunciar a la imaginación. Es por ello que la elección de la lectura no es tarea fácil, uno siempre duda de la elección. Leía que Antonio Gramsci, gran filósofo sardo, en la prisión donde estaba leía todo lo que caía en sus manos hasta las revistas católicas que circulaban por la cárcel (conocida su poco apego a la religión), era una manera de llenarse la cabeza de letras para no pensar en el aburrimiento cotidiano de la prisión. Allí escribió «Cuadernos de la cárcel», fueron alrededor de 33 cuadernos. Presumo que en condiciones normales Gramsci hubiera cribado lecturas más selectas. Así en pleno día a día en Lima de frío húmedo cayó la lectura de la escritora Bernardine Evaristo «Niña, Mujer, otras», en la solapa del libro dicen de ella: escritora anglonigeriana que ya nos deja una marca. Me puse como tarea placentera de leer una dos páginas al día de las casi quinientas que tiene la novela, en verdad, leía más de las dos páginas. Desde las primeras líneas sientes un remezón en la manera de contar, es un aluvión de voces sacadas de muchos rincones que va desde África hasta Estados Unidos teniendo como base el Reino Unido. Es un coro de voces de mujeres negras, feministas, inmigrantes de todos los climas que irrumpen en la historia que se cuenta. Mujeres que luchan por ser ellas con todos sus yerros y luces. La narradora dice mucho con estas palabras: «Se mudó a un albergue con otras adolescentes/ Decidida a vivir una vida/ Que dejara de estar definida/ Por sus padres». A lo largo de la historia se saca a la luz el debate feminista de mujeres negras, lesbianas, transgénero, intergeneracional, heterosexuales u homosexuales, agénero, con lucidez, debate que no llega a ser panfletario, es hecho con sutileza, ironía y buen humor. En cierto momento de la historia una de sus protagonistas, menciona la interseccionalidad que es un instrumento o enfoque que se usa en la aproximación de género (aunque, no sólo de género), y creo que la novela ha bordado con solvencia la bendita interseccionalidad bajo la idea de tratar de representar a las diferentes mujeres de todos los tonos (tones) de voz.