El conejo pensante
Cuando paseaba por la casa de Jorge Amado en el barrio de río Vermelho, en Bahía de los últimos Santos, en Brasil, observaba que Amado tenía una predilección por las ranas. Hay esculturas de ranas por toda la casa y en diferentes colores. Para muchas culturas la rana es símbolo de fertilidad. En Carcasonne, al sur de Francia, la rana ha sido reconocida como símbolo de la ciudad por aclamación popular. Sí, hay una fuente y una leyenda detrás de esa decisión. En ese mismo contexto del sur francés, en Narbonne, el animal símbolo que identifica a esta ciudad es una cerdita, y claro, detrás también hay una historia que la vincula con la ciudad. En Utrecht, Países Bajos, hay erigida una estatua al conejo pensante. Llama a la vista esa relación de la ciudad con los animales. Por mi paso por la floresta, cerca de Tarapoto, un alcalde que tenía el mote de gallinazo hizo una plaza en honor a tal ave y a su apodo. En la estatua se podía ver a un urubú de cabeza azafranada. Me parece que la plaza y el alcalde han desaparecido o no están en mi radar, cuando pregunto a los amigos sobre esa escultura del gallinazo me quedan mirando con cierta incredulidad. Entonces, vemos que hay una empatía de las personas con los animales y, por extensión, con las ciudades, muchos de ellos son emblemáticos y fetiches. En el escudo de la ciudad de Madrid vemos a un oso, y hay una escultura expresa del oso y del madroño que es referente o punto de la ciudad en la Puerta de Sol. En la literatura amazónica uno de los animales que más sobresale es el delfín colorado y con toda la carga mítica que hay sobre él -recordemos que Kafka tiene varios cuentos donde los protagonistas son los animales. Pero en Iquitos en pleno corazón de la selva y que nos ufanamos de poseer la megadiversidad de flora y fauna del mundo, no hay un animal con el cual la ciudad se identifique. No está ni se le espera. Sí vamos al escudo de la ciudad vemos que este está carente de animales, la flora y fauna, pareciera que nos producen alergia en nuestro imaginario. Creo que es por la cultura extractivista que adolecemos que no nos hace apreciar que los animales forman parte de nuestra humanidad. Les pido unos minutos de su tiempo para que se imaginen con que animal tienen simpatía que se pueda hacer extensivo a la ciudad como símbolo. Apelemos a los delfines, sajinos, a la panguana, al paucar, o a alguna variedad de ranas, entre otros representantes de la fauna amazónica, soy un convencido que con este detalle de pensar en los animales nuestra relación con la naturaleza pudiera cambiar. En casa hemos elegido como animal fetiche al perezoso o pelejo (Brown throated three toed sloth) por su manera de enfrentarse ante un mundo tan hostil, hay imágenes de perezosos en muchos rincones de la casa. Nos ha dolido la noticia de los 11 perezosos muertos en la ciudad de Iquitos por el tráfico internacional de fauna silvestre y de la cual la florestanía (ciudadanía de la floresta) ha mostrado total indiferencia. Los animales nos pueden ayudar a relacionarnos mejor con la naturaleza hagámoslos parte de nuestras vidas.