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Ríos de historias

«No necesitamos electricidad. La electricidad no nos da comida. Necesitamos que los ríos fluyan libremente -nuestro futuro depende de ellos-. Necesitamos nuestros bosques para cazar y recolectar. No queremos su represa».

Reclamo de una mujer kapayó

¿Se puede hacer una historia de la Amazonía continental? Presumo que es un esfuerzo hercúleo, difícil por todo el caudal de información existente que puede hacer naufragar en el intento. Una de esas barreras son las divisiones administrativas de los Estados. Pero hay situaciones comunes o transversales en toda la cuenca amazónica como los viajes de los exploradores, las pandemias, el caucho, la edificación de represas, la dañina construcción de carreteras que los políticos desoyen entre otras acciones contra este frágil ecosistema. Las tareas de sistematización emprendidas en ese sentido cojean y son escasas. Por lo general, son estudios de países y de determinadas épocas. Sin embargo, hay estudios loables. En las visitas a las librerías limeñas, antes de subir al avión, me topé con el libro «Árbol de ríos. La historia del Amazonas» de John Hemming que ha contado con los auspicios del Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Gordon and Betty Moore Foundation; el prólogo ha sido del historiador Charles Walker de la Universidad de California, Davis. En verdad, ha sido una grata lectura de este viajero de la floresta. Lo interesante es que Hemming maneja diversas fuentes: históricas, etnográficas, geográficas, botánicas, entre otras. No es un libro monocorde, cada página arroja buena información que la iba apostillando en los márgenes como se hace con los buenos libros que te remiten a otras fuentes. Lo leí gozosamente de un tirón casi las quinientas páginas que termina en los desafíos y retos de la Amazonia actual. Es muy significativo los dos capítulos dedicados al caucho –hecho sangriento de gran calado en toda la floresta continental, no en vano es una sugerente línea de base para cualquier reflexión sobre la Amazonía. Quizás, por el peso que tiene Brasil en la cuenca, el texto tiene un gran apego de lo que sucede en ese país, pero es una tensión en este quehacer reflexivo desde los trópicos que no menoscaba esa visión global. Animó que se sumen a este festín de la lectura, el «Árbol de ríos», no les defraudará.

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