Los árboles de Italo Calvino
Este año se cumple los cien años del natalicio de Italo Calvino, gran escritor italiano nacido en Santiago de las Vegas, Cuba, en 1923, y también lúcido ensayista. Desgraciadamente, falleció en 1985 mientras escribía «Seis propuestas para el próximo milenio». Trabajó en la famosa editorial Einaudi recomendado por Cesare Pavese. En la biblioteca cerca de casa, en la entrada, hay un espacio donde muestran las nuevas adquisiciones y había una librería con obras en español e italiano que celebraba el centenario de Calvino; entre ellos estaba «El barón rampante» (se terminó de escribir en 1957) que F me había sugerido hace un tiempo atrás leerlo por la febril imaginación que derrocha este escritor, lo cogí sin dudarlo. Hay unas palabras en la nota preliminar que auguraba como iba a ser este viaje. Dice sobre la novela que es: «Un libro que rehúye cualquier definición precisa, tal y como el protagonista salta de una rama de encina a la de un algarrobo y resulta más inaprensible que un animal selvático». También advierte en la nota que en el texto hay briznas de Cervantes y algunos autores más. Así me sumergí en las aventuras de Cósimo que un día toma la decisión de subir a un árbol y decide no volver a bajar hasta el día que se va al cielo o donde fuera. Desde allí, en la copa de los árboles él construye un mundo en el siglo XVIII. Se aleja de sus padres y hermanos, de su tío, hermanastro de su padre. Su padre un noble venido a menos y su madre hija de un militar alemán que heredó su apego a la conducta espartana. Desde esas alturas Cósimo controla la comarca y más, vive todo tipo de aventuras como la de un forajido que él le tiende un cable y logra salvarlo de una persecución, y luego, le va prestando libros para que no se aburra y logra domeñar a este pandillero que decide no cabalgar en las malas artes; sus camaradas de fechorías le reclaman que se ha ablandado. También ayuda al pueblo cuando hay incendios en los bosques trazando estrategias para apagarlo, en las luchas militares en que sumergió el país y es crítico cuando dice: «Vivimos en un país donde se verifican siempre las causas y no los efectos». Tiene mucha autoridad sobre el pueblo pergeñando una propuesta de texto constitucional: Proyecto de Constitución para Ciudad Republicana con Declaración de los Derechos de los Hombres, de las Mujeres, de los Niños, de los Animales Domésticos y Salvajes, incluidos Pájaros, Peces e Insectos, y Plantas tanto de Alto tallo como Hortalizas y Hierbas, pero nadie le hizo caso. Es un libro altamente recomendable para desterrar la literatura feble que circula estos días.