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El dinosaurio seguía allí
Mi sobrino Rafael es ingeniero informático y un consumado viajero que se ha pateado casi todas catedrales de estos tiempos: los estadios de fútbol desde la cancha del distrito de Indiana en la Amazonía peruana hasta el Emirates Stadium, del club de su devoción, el Arsenal en Londres porque en el mundo hay muchos Arsenal; recuerdo verlo y escucharlo cuando berreaba a los pocos minutos de nacer en la sala de parto y hoy pasea silenciosamente de una ciudad a otra. Él se mueve como pez en el agua, como muchos de su generación, al compás de internet, le comentaba de buen rollo que internet había limitado hasta la desaparición…