¿Las provincias secretas?
Hace unos días, por todo lo alto, una editorial, de las grandes y en Lima, sacaba pecho de las mejores novelas peruanas de los últimos setenta años. La encuesta la había hecho un diario de tirada nacional –recuerdo en la época de la universidad hizo una encuesta similar la revista «Hueso Húmero». Entre las primeras novelas elegidas están (no cito el nombre de los autores y tampoco abro comillas, tendemos a irnos por los autores y no por las obras): Los ríos profundos, País de Jauja, Conversación en la Catedral, Ximena de dos caminos, La guerra del fin del mundo, La violencia del tiempo, Redoble por Rancas, Rosa Cuchillo, La ciudad y los perros. La lista da para varias lecturas. Antes un paréntesis: es grato ver entre los títulos a Rosa Cuchillo, gran novela sobre la violencia en los Andes que supera a Abril Rojo, por ejemplo, de la misma temática. Una primera aproximación de esta fotografía da la impresión que Perú poco ha cambiado: seguimos siendo centralistas, de provincias secretas y apenas aparece una novela escrita por una mujer. Seguimos ciegos a las nuevas narrativas como El espía del Inca que no figura entre las primeras (está en la lista en puestos más abajo, a pesar de su éxito lector) y que abre un interesante derrotero ¿Qué lentes se habrán puesto los que eligieron? Además, casi todas, las novelas han sido capturadas por esta gran editorial y pareciera que el resto de obras publicadas por otras editoriales pequeñas o grandes no existieran ¿El Perú de siempre? Y para el caso amazónico, realmente preocupante, entre las primeras no figura nadie, salvo Las tres mitades de Ino Moxo, y no entre las primeras. La apuesta lectora sigue denostando a lo que se hace fuera de Lima. En verdad, ¿poco hemos cambiado?
1.P.D. Desde la floresta pocos han impugnado esta lista de las mejores novelas. El centralismo mental nos ha doblegado.
2.P.D. El título de la apostilla toma prestado el título del poemario de Carlos Reyes Ramírez «Las provincias secretas«, pero el libro de Reyes Ramírez va en sentido contrario a la encuesta de marras.