Sin categoría

Álbum de familia

Álbum de familia

En la biblioteca de casa hay fotos impresas que están guardadas entre las páginas de los libros que nos recuerdan momentos de nuestra historia personal. A veces, me detengo en ellas, me roban unos minutos de la mañana. Allí luce un retrato que mi padre me envío a Madrid, la conservo con cierto halo de nostalgia, en ella, están mi padre y madre recién casados. Mi madre con un ramo de flores y vestida de novia que era de mi tía Irene (S usó la de su madre ese día), y él, muy delgado, de traje y corbata. Ambos ensayan una sonrisa, a él había que atizarle para que saque una sonrisa. En la familia la guardiana de la memoria visual es mi hermana, lo vigila con cierto celo, me refiero a las imágenes impresas que son las mejores para el recuerdo. El color sepia de las fotografías muestra el paso del tiempo, los vestidos que usamos, las edades, los cortes de cabello, el atrezo de la casa o lugares. Ella, mi hermana, conserva muchas, algunas que había olvidado. En las reuniones familiares en Madrid S muestra a las sobrinas el álbum de la familia que lo custodia mi suegra, nos reímos acordándonos situaciones de hace veinte años o más. Lo que rescato es que ese florilegio de imágenes dentro de un portafolio es un buen ejercicio para la memoria común al evocar un instante de nuestras vidas en la que participamos todos. Hay gente que cuelga esas fotos impresas en las redes sociales derrotados por la nostalgia. Lo que cuento ha cambiado radicalmente con la imagen digital, ésta ha hecho explotar por los aires esos momentos de memoria común. Son tantas que disparamos con el móvil que rápidamente pasan al olvido (¿o será el egoísmo de la memoria de estos tiempos?). Recuerdo que con S fuimos a Pisco, quería que conociera el condado de mi infancia, yo retornaba después de varios lustros. Para nuestra buena suerte, en plena Plaza de Armas, nos topamos con un fotógrafo de avanzada edad y sombrero que portaba un trípode de madera y una cámara que parecía un acordeón, ofertaba sus servicios, ni cortos ni perezosos nos tomamos una. En la distancia y con la foto en la mano siempre recordamos ese momento, de esa imagen guardada con celo en un rincón de la memoria que es parte del álbum de familia.

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *