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Entre dos fuegos
Tenía en el horizonte doce horas de vuelo y quería tener una buena compañera de viaje. Una mañana gris, muy limeña, fui por la calle Berlín que está a unos minutos de casa, en Miraflores, a la librería del Fondo de Cultura Económica, Blanca Valera. La poeta gestionó un tiempo esta librería, en el repaso de los estantes de libros uno de ellos me lanzó un guiño y no dudé de ir por él –en esta librería puedes ojear los libros sin horrorosa envoltura que plástico que los envuelven en otras librerías limeñas, reconozco que le tomado manía a ese forro plástico que corta el placer furtivo de leer y…