Edificaciones baldías
En el Tenerife Espacio de las Artes (TEA), es un enorme espacio en el centro de la ciudad con una gran biblioteca y librería dedicada a las artes, a la cultura- la ciudad de Santa Cruz de Tenerife por sus avenidas te topas con sugerentes esculturas. Uno de los ingredientes de acentuar o reinventar la identidad de un pueblo, de una ciudad, inclusive, de una nación, es a través de los museos, de estos espacios dedicados al arte, a la cultura porque son puntos de inflexión y de reflexión como colectivo –desgraciadamente, los políticos de los barrizales están en otra cosa, adoleciendo de miopía para tener una visión de Estado sobre esta parte de la floresta, puede más el cortoplacismo extractivista. Allí, en el TEA, pudimos ver la muestra de Álvaro Urbano La eterna adolescencia. En una de las salas hay una reproducción de una construcción que ha sido abandonada y él lo ha retomado como metáfora que la naturaleza a pesar de ese abandono crece, está allí. Mientras caminaba por esas edificaciones/ esculturas se me venía a la memoria los tantos proyectos sin terminar en Iquitos y alrededores, que han andan por ahí sin saber qué hacer con ellos. Cierta vez, por el río Napo, desembarcamos en una comunidad donde observamos unas maquinarias que sirvieron por la construcción de una carretera que estaban abandonadas, allí sin funcionar y sin prestar beneficio alguno, decían por un problema judicial. En la ciudad de Iquitos tenemos como emblema al edificio que está en primera cuadra de la calle Raimondi que perteneció o pertenece al Seguro Social que es una gran alegoría del subdesarrollo urbano en la ciudad. Ha tenido varios usos que va desde oficinas de la burocracia hasta un lugar para instalar las antenas de las telecomunicaciones. Cuando era pequeño veía a los obreros de la construcción en plena chamba, hoy, de camino a la tercera edad, sigue el edificio erigido con poca utilidad; es un testigo del desmadre de planificación urbana de la ciudad. He escuchado algunas leyendas sobre ese edificio como que en el sótano existe una enorme y gruesa boa negra que es la madre de esa mole de cemento, que los amantes furtivos la usan para los momentos de placer, que allí se trapichea y consume drogas. En fin, las leyendas urbanas pueden seguir, seguro que a más de un artista ese edificio en Iquitos le ha seducido como inspiración, mejor sería sí tuviéramos un espacio para las artes donde mostrar la creación. OTRO SÍ: El puente sobre el río Nanay también pudieran entrar –entre aplausos y vítores- en el rubro de edificaciones inútiles, su uso por el momento es para hacerse selfis. Está claro que en la floresta podemos hacer una genealogía e inventario de proyectos improductivos.