Descolonizando la lectura: Ngugi wa Thiong’o

Isla de Gorée, Senegal
En uno de los primeros viajes a Dakar conocí la isla de Gorée, es la ínsula donde los esclavos del continente africano hacían la última escala antes de su viaje de ultramar a las Antillas, América del Norte o Brasil para las plantaciones coloniales; para muchos es un viaje a la muerte: hacinados, con enfermedades, maltratados. Allí uno percibe el dolor arrinconado por siglos en una de las puertas de no retorno para este contingente de seres humanos.
Recordar que en pleno período cauchero un grupo de barbadenses llegaron a las estradas de extracción de la goma, hay testimonios gráficos de ellos, sus ancestros eran de tribus africanas. Visitar África por primera vez me llevó a las obras del escritor keniano Ngugi wa Thiong’o (1939 -2025), quien ha fallecido recientemente, no tenía noticia que aquejaba algún mal. Este escritor contestatario siempre estaba en las quinielas en el premio Nobel de Literatura. Me leí parte de sus novelas, memorias y ensayos de él. Leía que una de las primeras novelas que escribió lo hizo en su propia lengua y la redactó en papel higiénico estando él en la cárcel por defender sus ideas. Escribir en su propia lengua era una reivindicación a su pueblo, era sacarlo de la sombra, de la invisibilidad.
Con la escritura de Ngugi wa Thiong’o uno se sumerge en el pensar de las personas de ese continente, como la Amazonía, que es expoliado desde antes hasta el presente. De esos personajes pintorescos que él construía en la ficción, los podemos encontrar ambulando por América Latina con sus excentricidades, en risibles situaciones, él añadía como ingrediente el humor corrosivo. La presencia colonial en África sigue muy presente de manera palpable –los celulares funcionan por los recursos naturales extraídos de las entrañas de las selvas de Congo, Ruanda entre otros países con mano de obra infantil, y Ngugi wa Thiong’o lo hacía notar. El ensayo de él «Descolonizar la mente» es de una lectura imprescindible en estos tiempos de las pantallas de móviles y memoria corta.
Vayamos a su obra, es el homenaje más sentido que le podamos hacer.